La popular Hermandad de la Unidad está a expensas de afrontar la realización de su titular cristífero que habrá de acompañar a la imagen mariana del barrio de piedras redondas. Se viene hablando de un crucificado que vendría desde luego a aportar bien poco dentro de nuestra Semana Santa, sería ya el sexto si tenemos en cuenta al de la Escucha y al del del misterio de la nueva Hermandad del Calvario de san Roque. Sea como fuere la Hermandad es soberana en su decisión, a nosotros sólo nos queda desearles acierto tanto en la elección del pasaje evangélico a escoger -harto más complicado cuando se trata de un misterio entorno al crucificado- como en la del imaginero, circunstancia última de absoluta transcendencia, pues aunque no siempre calidad artística suele ir acompañada de caudal devocional, ésta sin duda la favorece y de qué manera. Nosotros, que no tenemos mucho que decir en esto, pero sí la facultad de opinar con repecto, apostaríamos por un misterio de la Columna y Azotes, trance de la pasión recogido en la sexta estación del nuevo Vía Crucis, Jesús es flagelado y narrado en el evangelio de san Juan. La Hermandad podría componer un misterio a la altura de su especial popularidad, y de paso nuestra Semana Santa ganaría una de las escenas más conmovedoras y verídicas de la pasión de Cristo.
El pasado mes de enero los hermanos de la Unidad nos abrieron las puertas de san Ignacio de Loyola para un encargo del que creemos quedaron satisfechos, fue a la luz de la cera como nuestro objetivo captó los perfiles unitarios, parte de ellos podrán disfrutarlos pinchando sobre la fotografía.
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El pasado mes de enero los hermanos de la Unidad nos abrieron las puertas de san Ignacio de Loyola para un encargo del que creemos quedaron satisfechos, fue a la luz de la cera como nuestro objetivo captó los perfiles unitarios, parte de ellos podrán disfrutarlos pinchando sobre la fotografía.
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