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Que fiesta más hermosa es esta de Santiago El Mayor, otrora fiesta nacional por su patronazgo, en Almería, lo recordábamos en días anteriores, por esta fecha se celebraba la más multitudinaria y fervorosa de las procesiones, la de Nuestra Señora del Carmen de las Huertas de la parroquia de San Sebastián.
El dicho popular acuñó aquello de que todos los caminos llevan a Roma, también a Santiago, lugar de necesaria y obligada peregrinación. Podemos asegurar, como experiencia única y necesariamente repetible, que cuando uno abraza al Santo en la Catedral compostelana, donde por cierto tuvimos la dicha de proclamar la palabra de Dios, una extraordinaria energía recorre, al menos para quienes vivimos en la fe de Cristo, todo el cuerpo y penetra hasta lo más profundo de las entrañas. Se corta el aliento, se suspende el ánimo, se atemperan los sentidos cuando al bajar hasta la tumba del que decapitaron, te encuentras con uno de los discípulos más importantes y cercanos a Jesús, uno de los Hijos del Trueno, el hermano del Águila que se paseó por las vertiginosas alturas del misterio trinitario. No necesitamos el rojo en el calendario para que este día sea unas de las fiestas más grandes en nuestro corazón, rojo de martirio, rojo de sacramento, rojo de Santiago.
Podrán ver la galería fotográfica de Santiago el Mayor Apóstol pinchando sobre la mano diestra de quien el Miércoles Santo se despierta de un mal sueño en el Huerto de los Olivos.
Que fiesta más hermosa es esta de Santiago El Mayor, otrora fiesta nacional por su patronazgo, en Almería, lo recordábamos en días anteriores, por esta fecha se celebraba la más multitudinaria y fervorosa de las procesiones, la de Nuestra Señora del Carmen de las Huertas de la parroquia de San Sebastián.
El dicho popular acuñó aquello de que todos los caminos llevan a Roma, también a Santiago, lugar de necesaria y obligada peregrinación. Podemos asegurar, como experiencia única y necesariamente repetible, que cuando uno abraza al Santo en la Catedral compostelana, donde por cierto tuvimos la dicha de proclamar la palabra de Dios, una extraordinaria energía recorre, al menos para quienes vivimos en la fe de Cristo, todo el cuerpo y penetra hasta lo más profundo de las entrañas. Se corta el aliento, se suspende el ánimo, se atemperan los sentidos cuando al bajar hasta la tumba del que decapitaron, te encuentras con uno de los discípulos más importantes y cercanos a Jesús, uno de los Hijos del Trueno, el hermano del Águila que se paseó por las vertiginosas alturas del misterio trinitario. No necesitamos el rojo en el calendario para que este día sea unas de las fiestas más grandes en nuestro corazón, rojo de martirio, rojo de sacramento, rojo de Santiago.
Podrán ver la galería fotográfica de Santiago el Mayor Apóstol pinchando sobre la mano diestra de quien el Miércoles Santo se despierta de un mal sueño en el Huerto de los Olivos.
